miércoles, 3 de noviembre de 2010

Las nuevas etiquetas jubilarán el 30% de los neumáticos del mercado

El pasado 25 de noviembre de 2009 el parlamento de Estrasburgo aprobó el nuevo reglamento sobre el etiquetado de los neumáticos en relación con la eficiencia en términos de consumo de carburante y otros parámetros esenciales.

Según esta nueva normativa, todos los neumáticos que se vendan a partir del 1 de noviembre de 2012, así como todos los folletos o material propagandístico, deberán incluir una etiqueta donde se detallarán tres aspectos fundamentales del rendimiento de la goma: su eficiencia energética, la efectividad en mojado y el nivel de ruido emitido al exterior.
En cuanto a la eficiencia energética, a cada modelo se le asignará una letra entre la A (la mejor calificación posible), hasta la G (la peor) en función de su coeficiente de resistencia a la rodadura. Junto con la fricción aerodinámica, la resistencia a la rodadura representa una de las principales pérdidas de energía del vehículo. Por lo tanto, utilizar neumáticos que disminuyan este coeficiente afectará positivamente al consumo (y por tanto, a la contaminación).
En un artículo futuro explicaré con algo más de detalle el significado Físico del coeficiente de rodadura. En resumen, al desplazarse rodando sobre el pavimento el neumático sufre deformaciones cíclicas: la goma que está en contacto con el asfalto (y que por lo tanto, soporta el peso del vehículo) se contrae, mientras que el resto de la rueda vuelve a estirarse. Estas deformaciones absorben, en forma de calor, parte de la energía del vehículo.
Así mismo, cada modelo de neumático recibirá una nota entre A y G dependiendo de su índice de adherencia sobre superficie mojada (aunque, según la normativa, las letras D y G no se utilizarán). Dicho índice se obtiene por comparación con un neumático de ensayo de referencia normalizado. Es evidente que el rendimiento en mojado es una de las características esenciales en cuanto a la seguridad de las ruedas.
Por último, un pictograma indicará el nivel de ruido causado por la rodadura de la rueda sobre el pavimento. Si el nivel de ruido está, al menos, tres decibelios por debajo del máximo permitido, sólo una de las tres ondas sonoras del simpático dibujo estará coloreada. Si la intensidad sonora está entre esa cifra y el máximo, se rellenarán en color dos de las tres franjas (como en la etiqueta de ejemplo que acompaña estas líneas). Por encima del umbral, se pintarán los tres frentes de onda.
La intención del parlamento europeo al incluir estos tres datos en una misma etiqueta es incentivar a los constructores de neumáticos a que optimicen sus productos teniendo en cuenta todos los parámetros. De lo contrario, las marcas podrían centrarse en publicitar uno de los aspectos, escatimando en el resto.
Quizá este es uno de los motivos por los que algunas ruedas ecológicas hoy en día tienen cierta fama de perder adherencia. A partir de 2012, con esta nueva etiqueta informativa, esos posibles defectos quedarán en evidencia, forzando a las marcas a mejorar la calidad.
De hecho, esta nueva normativa vendrá acompañada de un endurecimiento de los requisitos mínimos que deben cumplir todos los neumáticos que se comercialicen. Se considera que aproximadamente un 30% de los modelos en venta hoy en día deberán se retirados del mercado.
Es más, se prevé aumentar progresivamente las exigencias, de forma que en 2016 hasta el 70% de las ruedas que hoy en día están en el mercado no podrán continuar comercializándose en Europa.
Seguramente sea inevitable que estas nuevas normativas acaben repercutiendo en la dolorosa factura del mecánico cada vez que calcemos nuestros vehículos. No obstante, recordad que el ahorro en combustible a lo largo de la vida útil compensará la forzosa inversión inicial.
Además, por supuesto, estaremos contribuyendo a reducir el grave problema de la contaminación química y acústica de nuestro entorno. Por poner un ejemplo, Energy Saver, el modelo ecológico estrella de Michelin, disminuye en unos cuatro gramos la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera.
Porque gramo a gramo, podemos ayudar a salvar nuestro planeta… Y de paso, nuestro bolsillo.

Fuente: Autopista.es

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